La Teoría de la Evolución Biológica (TEB) se considera una de las construcciones teóricas más trascendentales en el campo del conocimiento científico (Dobzhansky, 1973; Mayr, 1992). Los principios que fundamentan la TEB trascienden la ciencia y tienen repercusiones sociales, políticas y culturales. El campo educativo es una de las dimensiones sociales donde se evidencia este hecho con mayor fuerza. La centenaria controversia evolución-creacionismo sigue vigente (Bybee, 2001; Keller & Coles, 1999), especialmente en Estados Unidos. La polémica se centra en cómo se debe tratar la temática de la evolución en el aula (y en el currículo) y en la inclusión de argumentos alternativos para dar cuenta del mundo biológico. Esta controversia despierta gran interés investigativo acerca de diversos asuntos: la perspectiva de la TEB por parte del público en general; el nivel de dominio y visión de la teoría por parte de los estudiantes de distintos niveles; el conocimiento, aceptación y tratamiento del tema en el salón por parte de los docentes; y, la relación entre los aspectos ideológicos, en específico las ideas religiosas, y la aceptación de los principios explicativos de la teoría. Aunque la mayor parte de los estudios sobre estos asuntos conciernen a la realidad estadounidense, no se limitan a este país (Bizzo, 1994; Deniz, Donnelly & Yilmaz, 2008; Hokayem & BouJaoude, 2008; Jiménez-Aleixandre, 1994, Mansour, 2008). En el caso de Estados Unidos la literatura en torno a estas investigaciones es amplia y diversa (Soto Sonera, 2009).
En cuanto a Estados Unidos, tres encuestas recientes dan cuenta de las posturas y percepciones de la población de este país respecto al tema de la evolución orgánica[1]. La primera es una encuesta internacional en la cual participaron 34 países. Esta reveló que Estados Unidos, después de Turquía, posee las proporciones más bajas de adultos que creen que la evolución es un hecho (Miller, Scott & Okamato, 2006, p. 765). La segunda investigación por encuesta, realizada en Estados Unidos, contó con la participación de estudiantes universitarios de biología y otras concentraciones. Los resultados de la misma indican que tan solo entre un 68% y un 70% de los participantes considera la evolución un hecho científicamente válido (Moore & Cotner, 2009). Asimismo, otra encuesta del año 2005, realizada entre la población estadounidense, indicó que el 42% de los encuestados utiliza argumentos creacionistas para explicar el origen de la vida y el 64% estima adecuada la idea de incluir esta visión en las escuelas (Goodstein, 2005).
En Puerto Rico las investigaciones en relación a la enseñanza, conocimiento y posturas respecto a la TEB son escasas en el ámbito académico y nulas respecto al público en general. Luego de realizar una revisión de literatura acerca del tema, sólo se encontraron cuatro investigaciones en escenarios académicos. No se encontró ninguna investigación realizada fuera del contexto académico. En el escenario educativo, Maldonado-Rivera (1998) exploró la enseñanza del tema en los grados noveno y décimo, con una muestra de 144 maestros (escuelas públicas y privadas) y 164 estudiantes. De acuerdo a sus hallazgos, Maldonado-Rivera concluye que: el tema no se atiende en el aula; el 40% de los docentes participantes afirma que no enseña evolución por falta de conocimiento sobre el tema; y un 45% de los estudiantes ofrece argumentos creacionistas para explicar el origen de la vida (p. 60 y pp. 281-332). Por su parte, el trabajo de Soto Sonera (2006) reveló, entre otros aspectos, que: las creencias religiosas son determinantes en la postura que asumen los maestros respecto a la TEB, el tema no se enseña y se incluye en el currículo de ciencias argumentos creacionistas como una explicación válida. Otra de las investigaciones sugiere que los maestros de ciencias en pre-servicio poseen muy poco dominio del tema evolución y en los currículos de preparación de maestros se desarrolla de manera deficiente (Huertas, 2000, p. 131-35). La investigación de Padró (2002, p. 197-200) coincide con esto último al destacar que los currículos de los Programas de Preparación de Maestros no incluyen el tema evolución.
Como se señaló anteriormente, estas son las únicas investigaciones en Puerto Rico que indagan de forma sistemática la situación de la didáctica y las posturas de las personas respecto a la teoría de la evolución biológica. No obstante, los hallazgos de estas investigaciones son similares a los de investigaciones realizadas tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo. Por tanto, en el caso de Puerto Rico, la escasez de literatura respecto a la enseñanza de la TEB unido a las perspectivas que manifiestan los estudiantes y maestros en relación a la teoría en los dos estudios realizados, evidencia la necesidad de llevar a cabo investigaciones para analizar las perspectivas de los puertorriqueños respecto a este tema y evaluar el modo en que se incluye y se atiende este tema curricular en el salón de clases, entre otros aspectos.
[1] En esta investigación se utilizan indistintamente los términos de evolución orgánica y evolución biológica para referirnos al origen y diversidad de las especies en el planeta.